Nunca entenderé
que las cosas buenas de este mundo desaparezcan,
que sea lo que brille
lo primero que se apague.
Nunca entenderé
que los ojos que nos hacen mirar diferente
sean los primeros que se cierren,
que la voz que nos hace vibrar
sea la que se extinga,
que el latido de un corazón puro
capaz de mover al resto parado
sea el que cese,
que el que más luche
sea el que no se quede.
Nunca lo entenderé.
Para
todos los que, como Iraila, se han ido sin deberlo,
antes
de tiempo,
para
las alas libres que de este mundo se han despegado
sellando
las nuestras, esclavas ahora, de la tristeza,
de
la añoranza.
Por
todos ellos.
Sandra
Escudero.
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