El primer poema que escribí se lo dediqué a Sevilla con 15 años.
Sevilla
¡Qué no te digan que te olvidé!,
porque es mentira.
¡Qué no te digan que de ti me marché!,
porque no viviría.
¡Qué no te digan que sin aliento
me quedo por ti!, Sevilla.
Sevilla, manto de estrellas en la noche,
lucero que brilla;
cuando con ella hablo,
mi corazón se abre ante su voz divina.
Sevilla, color vivo que nace
de las orillas del Guadalquivir
y en él se refleja tu armonía.
Cuando a ella miro,
mis ojos se humedecen.
Cuando a ella me dirijo,
mi voz lo padece.
¡Ay, mi niña!
¡Ay, mi vida!
Mis recuerdos de cuando
yo era niña, los sigo viviendo
como el primer día;
“cuando contigo estoy, Sevilla”
("Algo más que el sentir", Sandra Escudero García)
("Algo más que el sentir", Sandra Escudero García)
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